Acoso
Acoso
Para lanzar el vuelo lo primero es perder el equilibrio.
Eduardo García
¿Qué es el acoso?
Definimos el acoso como la emisión de conductas dañinas de forma continuada, llevadas a cabo por parte de un individuo o un grupo de individuos hacia una persona concreta -la víctima-, con el objetivo de destruirla emocionalmente. Si no se reacciona ante esto, lo consiguen.
El control y la humillación de forma encubierta son las estrategias más utilizadas y destructivas.
Tipos de acoso:
- Acoso verbal: insultos, motes, frases humillantes, amenazas o intimidación.
- Acoso social: se aísla a la víctima con respecto a la clase. Difusión de rumores.
- Acoso psicológico: Se da mucho en el ámbito laboral y de pareja.
- Acoso físico: asociado a la violencia física.
- Acoso sexual: todas las acciones relacionadas con los actos sexuales o burlas por la orientación sexual de la víctima.
- Ciberbullying: todo acoso que se produce en el entorno online.
Perfil del acosador/a:
Son características generales, pero hay excepciones y no todos cumplen todas estas características.
- Baja tolerancia al rechazo y/o a opiniones contrarias a la suya: Perciben las discrepancias como un ataque personal por lo cual pueden tener conductas desafiantes ya que interpretan que deben defenderse. Normalmente, suelen tener sentimientos de superioridad hacia el resto de las personas.
- Carecen de recursos para gestionar el estrés en situaciones de conflicto : Si se sienten humillados, pueden reaccionar con acciones basadas en las amenazas y en la culpabilización para hacer sentir mal a la otra persona.
- Se creen poderosos provocando daño, y así reducen sus sentimientos de inferioridad e inseguridad: Empleando el poder de forma negativa se sienten más fuertes ya que tienen la posibilidad de eliminar cualquier amenaza percibida.
- Obsesivos: Los individuos que presentan un carácter obsesivo tienen una inmensa necesidad de dominar, controlar y clasificar. Suelen apegarse a los detalles, a menudo en detrimento del resultado final. Quieren que las cosas se hagan de una manera determinada y no de otra. Tienen un carácter tozudo, obstinado y de un autoritarismo rígido sin permitir sugerencias u otras opciones. Aceptar otras maneras de pensar lo pueden percibir como debilidad y/o cuestionamiento.
- Narcisistas: Son personas frías, calculadoras y carecen de empatía. Son fuertes en habilidades para seducir y convencer a aquellas personas que les interesa para proteger su territorio y que se pueden convertir en posibles víctimas. Saben utilizar para su provecho el vínculo de la subordinación que les permite esclavizar al otro.
- Inestables emocionalmente: Además, pueden mostrar oscilaciones bruscas en su estado anímico ya que perciben determinados comportamientos de otras personas con una intención dañina manifestándose en conductas agresivas como forma de defensa.
- Mentirosos: En muchas ocasiones pueden llevar una doble vida fingiendo ser personas honestas, fiables y leales en diferentes ámbitos: vida privada, social y profesional. Para ello, la manipulación es su máxima competencia.
- Proyectan en sus víctimas el sentimiento de culpabilidad: Consiguen hacer creer a su víctima que es la culpable, lo cual les reporta muchos “beneficios” en su proceso de hostigamiento. Les facilita enormemente la manipulación psicológica a la que someten a su víctima.
- Sienten envidia hacia las personas que tienen aquello que ellos desean.
La víctima
La forma de actuar del acosador deja confundida a la víctima en un principio ya que sus conductas no tienen una intención clara y sus mensajes maliciosos se sirven de la comunicación no verbal. A medida que pasa el tiempo el acoso se hace más intenso y a la confusión en la víctima se suma un sentimiento de culpa. La persona agredida se va debilitando, su autoestima decae, se desestabiliza… Consiguen destruirla.
Todo el conjunto de esta tormentosa relación entre víctima y acosador, genera una parálisis aparente en la víctima. Interiormente mantiene un estrés continuo que provoca una serie de trastornos psicosomáticos que afectan a diferentes órganos. Son ejemplos típicos las migrañas, las molestias digestivas, los problemas musculares, etc.
Entre secuelas en forma de problemas emocionales destacan: la pérdida de autoestima y la reducción de la capacidad de disfrute de las cosas y pequeños placeres cotidianos…
Se puede llegar a tener ideas de suicidio, ya que es habitual que se den trastornos de la ansiedad debido a los niveles de estrés mantenidos a lo largo del tiempo. Es importante detectarlo y solicitar asesoramiento psicológico para poder afrontar estas situaciones tan destructivas.
Puedes consultarme acerca de la terapia a seguir a través de mail a info@psicologanuriaortega.com, utilizando nuestro formulario de contacto o, si te resulta más sencillo. por whatsapp al 633 545 403.








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