Conductas disruptivas
Conductas disruptivas
Los trastornos de conducta disruptiva son trastornos en los que el niño o adolescente tiene dificultad para controlar sus emociones y su comportamiento.
El comportamiento puede ser muy desafiante, y el niño o adolescente puede tener fuertes conflictos con las figuras de autoridad. Sus actos pueden ser agresivos y destructivos.
Todos los niños muestran ocasionalmente problemas leves de conducta, pero los trastornos de conducta disruptiva son más graves y continúan con el paso del tiempo. Pueden comenzar en la infancia. Cuando un niño o adolescente con conducta disruptiva no recibe la atención profesional adecuada, suele presentar problemas de conducta graves en casa, en la escuela o en ambas.
A medida que crecen, tienden más a tener también problemas de consumo de alcohol o drogas, al igual que conductas delictivas o violentas.
Algunos ejemplos de trastornos de conducta disruptiva son la oposición desafiante, el trastorno de comportamiento y el trastorno explosivo intermitente.
Trastorno de oposición desafiante
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden estar la mayor parte del tiempo irritables o enojados. Pueden discutir a menudo y negarse a obedecer a sus padres, a las personas que los cuidan, a los maestros u otros. Tal vez quieran también lastimar a alguien que creen que les ha ocasionado daño.
Trastorno de comportamiento
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden actuar de forma agresiva contra personas, animales o ambos. Pueden asediar o amenazar a alguien, empezar peleas físicas, usar armas, lastimar animales u obligar a otras personas a tener actividad sexual. Pueden también destruir propiedad ajena mediante el fuego o por otros medios, mentir a menudo o robar. Quizá permanezcan en la calle hasta avanzada la noche, falten a la escuela o se fuguen de la casa. Pueden también mostrar falta de compasión y no sentir arrepentimiento cuando le hacen daño a otros.
Trastorno explosivo intermitente
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden tener arranques de conducta agresiva o violenta, o gritos. Pueden tener rabietas extremas y empezar peleas físicas. Usualmente tienen una reacción excesiva y extrema a las situaciones y no consideran las consecuencias. Los arranques ocurren con poca o ninguna advertencia. Suelen durar 30 minutos o menos. Después del arranque, el niño o adolescente puede lamentarlo o sentirse avergonzado.
Es muy importante empezar a intervenir pronto, ya que las conductas disruptivas se incrementan y perjudican gravemente al niño y a los que están a su alrededor.
Puedes consultarme acerca de la terapia a seguir a través de mail a info@psicologanuriaortega.com, utilizando nuestro formulario de contacto o, si te resulta más sencillo. por whatsapp al 633 545 403.











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